sábado, 1 de diciembre de 2007

UNA VOZ EN EL RECUERDO

A veces los recuerdos afloran sin tener una causa aparente y este, está vinculado con mi viejo. Como regalo original para su cumpleaños, mi vieja me llevó al edificio del Correo Central en Buenos Aires, porque allí había un servicio de grabación sobre discos de acetato. Estoy hablando de 1948 aproximadamente. Habían cabinas similares a la de los locutorios actuales que estaban separadas por un vidrio y del otro lado, estaba el operador que daba la señal para hablar o cantar frente al micrófono. El disco era de celuloide negro, es decir, totalmente flexible y se graba de un solo lado a 78 rpm. Así fue como dejé grabadas unas palabras a mi viejo para su cumpleaños, le canté una canción que era muy famosa en aquellos tiempos con aires de Far West ( la canción de Pecos Bill) que pertenecía a una película de dibujos animados y como segunda voz, muy por lo bajo, se la escuchaba a mi vieja que me daba las indicaciones al oído de que cosas debía decir, porque la grabación se hacía de un tirón y no había posibilidad de parar ni editar. Finalmente el acetato que tenía además un olor característico, te lo entregaban en un sobre de papel madera con un agujero calado en el centro para que vieras la etiqueta donde decía lo que se había grabado

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